El verano trae consigo días más largos y actividades al aire libre, pero también aumenta el riesgo de quemaduras solares y deshidratación. Aprender cómo actuar ante estas situaciones puede marcar la diferencia.
Refresca la Piel: Aplica compresas frías o toma una ducha con agua tibia para aliviar la sensación de calor en la piel.
Hidrata la Zona Afectada: Usa cremas o geles a base de aloe vera para calmar la irritación. Evita productos que contengan alcohol, ya que pueden resecar la piel.
Mantente Hidratado; Bebe abundante agua para ayudar a tu cuerpo a recuperarse.
Protege la Piel Quemada: Cubre la zona afectada con ropa ligera y evita la exposición directa al sol hasta que la piel sane.
Consulta a un Médico: Si aparecen ampollas grandes, fiebre o escalofríos, busca atención médica de inmediato.
Reconoce los Síntomas: Sequedad en la boca, piel fría, fatiga, mareos y orina de color oscuro son señales de deshidratación.
Rehidrata Rápidamente; Bebe agua a pequeños sorbos. También puedes optar por soluciones de rehidratación oral para reponer los electrolitos.
Descansa en un Lugar Fresco: Busca sombra o un espacio fresco para evitar que el cuerpo se sobrecaliente.
Evita Bebidas Estimulantes: No consumas alcohol, café o bebidas azucaradas, ya que pueden empeorar la deshidratación.
Busca Ayuda Médica: Si la deshidratación es severa (confusión, desmayos, o incapacidad de retener líquidos), acude al centro de salud más cercano
Para evitar quemaduras solares, usa protector solar, ropa adecuada y mantente a la sombra durante las horas de mayor intensidad solar. Para prevenir la deshidratación, bebe agua regularmente, incluso si no sientes sed.